A pesar de que Tintín sea considerado por algunos (con cierta razón) como un racista, un misógino y un sosaina, siempre me ha caído bien este dibujo tan majo y bien peinado. He leído varias veces todos sus tebeos y, lo confieso, he llegado a fantasear con protagonizar alguna de sus aventuras que son, he de reconocer, tan infantiles como masculinas.
Ahora que prácticamente todo lo que leo son tebeos y, como ya sabéis, amados seguidores del blog, me ha dado por el diseño gráfico, creo que ha llegado el momento de dibujar un álbum protagonizado por Hombrerrante. No domino muy bien la técnica de la línea clara que hizo famoso a Hergé, pero incluso con la que tengo yo, más bien borrosa, me siento capaz de aportar a la saga todo tipo de caídas, persecuciones, chistes y, no faltaría más, también nuevos estereotipos culturales.
El cómic en cuestión, cuya portada aparece al principio de este post, se llama provisionalmente El misterio de los turcos, aunque no descarto otros títulos como Hombrerrante contra el islamismo moderado. Comienza con el reportero errante y su inseparable gato Rasca en Istangul, la capital de la República Islámica de Turkesistán[1], investigando la desaparición de un reportero amigo suyo al que no ve desde su boda con una chica turkesa. Nuestro héroe recorre con su inseparable jersey una ciudad de colores claros y cielos azules tratando de sacar información en la Polis, en las mezquitas, en los taxis y en varios baños turkesos (sería la primera vez que se ve el torso desnudo del protagonista, una poderosa imagen homoerótica que Hergé nunca llegó a materializar). Nadie le da ninguna información de interés, pero durante estas primeras páginas se cae dos o tres veces y está casi a punto de ser atropellado por varios autobuses de línea.
De pronto, mientras camina por unas calles estrechas del centro de la ciudad, un grupo de desconocidos protegidos por máscaras aparecen en una esquina y le atacan con gases lacrimógenos. De la cabeza del reportero salen estrellitas de varios colores y pierde el conocimiento. Cuando estos hombres siniestros se encuentran a punto de llevar al Hombrerrante a una de sus furgonetas, son atacados a su vez por decenas de jóvenes armados con adoquines y ocultos tras caretas de V de Vendetta (hecho que da al álbum de una inesperada dimensión intertextual). Estos jóvenes llevan a nuestro inconsciente amigo al carrito de un recogedor de cartones que le conducirá a través de las callejuelas hasta un edificio en ruinas. Allí, apretando una piedra suelta, se abre una inmensa compuerta que les conduce al cuartel secreto de los rebeldes.
Una página después, el reportero errante y su gato Rasca se despiertan y comprueban con estupor que se encuentran en un enorme salón con las paredes repletas de pintadas antisistema (lo siento, pero es que estaba un poco cansado de que Tintín apoyase siempre a la clase dirigente). Sobre una tarima un hombre descalzo está fumando narguile y saluda en turkeso, invitando al reportero a tomar un té, lo que acepta encantado siempre y cuando le deje ir primero al baño, ya que se está haciendo mucho pis. Cuando regresa, aquel hombre se presenta como Kader, el fugitivo más buscado del país y líder de los jóvenes revolucionarios. Mientras le ofrece la pipa le dice, cometiendo varios errores gramaticales para que se note que es extranjero, qui él pode ayudar encontrar su amigo si Hombrerrante escuchar plan buino, buino.
Tomando un té tras otro, Kader le habla de su gran enemigo, el malvado Imán Erdoanopoulos, oscuro dictador de Turkesistán. No solo es quien ha intentado acabar con su vida unas horas antes sino que, culmen de la vileza, también ha censurado Twitter y secuestrado a su amigo. Incluso se está planteando obligar a todos los turkesos a llevar su bigote, no te digo más. Al parecer, la desaparición de su amigo no tenía nada que ver con su boda, como pensaba el Hombrerrante, sino con que sus investigaciones periodísticas habían descubierto un plan secreto para atacar Surinistán del Sur, guerra que daría a Erdoanopoulos una excusa para acabar definitivamente con las libertades de los turkesos y de imponer por completo el bigotismo, su ideología totalitaria. Para liberar a su amigo (y a muchos otros periodistas secuestrados), tienen primero que infiltrarse en el inexpugnable palacio de Chocapik disfrazados de miembros de la seguridad…
Nada chavales, en cuanto se me ocurra el final y tenga suficiente tiempo para dibujar sesenta páginas os lo cuento. Ya os aviso de que acabará, al contrario que en la vida real, con el Hombrerrante salvando a su amigo, deteniendo a Erdoanopoulos y siendo aclamado por las masas.
[1] Ya que Hergé creo muchos países imaginarios (como los estados balcánicos de Syldavia y Borduria, la centroamericana de San Theodoros o el emirato árabe del Khemed) me siento con cierto derecho de inventarme la República Islámica de Turkesistán que, por si acaso, no guarda ningún tipo de relación con la República (laica por ahora) de Turquía ni con su famoso primer ministro, Recep Tayyip Erdoğan.
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jajaja, me ha gustado mucho. Chiocapik, Rasca (y pica),… está lleno de guiños muy buenos. Espero con impaciencia las viñetas!
Yo iría un paso más allá y haría una playlist con la banda sonora (como si esto fuera una peli, vaya). Música para caracterizar ambientes y personajes. ¿Cuál es el himno del bigotismo? ¿Qué se oye de fondo mientras Kader explica a Hombrerrante su plan?¿Con qué melodía sensual se nos desvela el torso desnudo del protagonista?
Y esa portada me parece grande, grande…
Muchas gracias Juan y Espía ruso por comentar! Sois lectores del blog desde el principio! A ver si quedamos los tres y hacemos la música para el musical. Seguro que lo petamos 😉
como antigua lectora d Tintin no podria estar más de acuerdo con la descripción q haces de èl (racista, sosaina…pero imposible dejarse un cómic a mitad de leer!) y como antigua habitante d Estambul (estuve alli 16 meses) me ha ncantado la fusión que haces de ambos. saludos