Cervezas y tráfico, vino y centros comerciales, gambas y turrón en cantidades malsanas… Sí, me refiero a las navidades, aunque no estas sino las de hace unos años. Entonces no había crisis y la gente estaba feliz aunque el Madrid perdiera contra el Barça. Con un poco más de dinero era más sencillo anticiparse a las dudas sobre qué hacer en fin de año y escapar de las luces y el tráfico, de las galas televisivas y la espantosa decoración navideña del Corte e Inglés…
Y así lo hicimos. Isa y yo encontramos el hueco y en unas horas nos plantamos en Algeciras y de allí, en ferry, en Tánger para después coger un tren que nos dejó de madrugada en Fez. Al día siguiente, desayunando en una terraza, descubrimos que en el sur también hacía frío y que, aunque un poco amortiguada, aún se percibía la navidad. Por todas partes había turistas españoles que, independientemente de donde hubieran escapado (y de sus sentimientos hacia nuestro estado común), hablaban tan alto que hasta los infieles debían sentir en el ambiente el espíritu navideño-festivo. Pero esta no era la huida que habíamos planeado. Así que esquivando las nuevas muchedumbres consumistas que nos invitaba a comprar chaquetas de cuero, teteras y hachís del bueno, volvimos a escapar una vez más y nos dirigimos a ورزأ y después a تلديم (todo muy bonito) y también ةيديشارلا y دوفرأ ya más cerca del desierto.
En el fondo, ya que nuestra idea era no ser convencionales, queríamos llegar hasta el final de la civilización o a la nada. Puede que fuéramos algo alternativos, es verdad, pero ni siquiera en eso éramos originales. El mundo esta lleno de gente diferente y, después de esquivar al último lugareño que trataba de conducirnos a su auberge-kasbah (bueno, bonito y barato), nos dimos cuenta de que la gigantesca duna de Merzouga a la que nos dirigíamos no era precisamente lo que habíamos imaginado. Junto a los camellos y la arena rojiza de las fotos había también un buen montón de antisociales que, como nosotros, no estaban dispuestos a tomarse las uvas mirando al reloj de la Puerta del Sol. No solo copaban las mejores habitaciones de los albergues sino que parecían haber alquilado todos los quads disponibles en kilómetros a la redonda.
¿Un desierto lleno de personas? Sí: es posible. No exagero al decir que resultaba muy difícil ver un trozo de arena sin huellas o dar un paseo por las dunas sin encontrarse a grupos con camellos o estruendosas motos resbalando en el polvo. Una vez que intentamos alejarnos un poco de la muchedumbre nos topamos con decenas de furgonetas, rastafaris y pantallas de televisión. Al parecer estaban preparando el conciertazo que Jean Michelle Jarre, la gran figura de la música electrónica francesa, iba a dar con motivo del año nuevo. Cientos o miles de personas iban a llegar hasta el desierto para seguirlo.
Pese a todo no estábamos dispuestos a abandonar nuestra idea, así que decidimos alejarnos un poco de la multitud y la noche del 31 pagamos a un guía para que nos llevara a una jaima en lo más profundo del desierto. Cenamos lo que aquel hombrecillo nos preparó y hablamos durante horas de cosas transcendentes (el tiempo se hace más denso cuando no hay luz eléctrica). Casi a media noche subimos a la duna más alta que encontramos y miramos la oscuridad del desierto, arañada solo por las luces tenues de las otras tiendas y los albergues. Recuerdo que abrimos una botella y brindamos con unos vasos de té. No sé si en ese momento, pero se escucharon unos petardos y el aire nos trajo las notas de alguna canción de Jean Michelle Jarre. Sobre la arena, mirando el horizonte que se hundía en la oscuridad del desierto, sintiendo el viento frío en la espalda, nos dimos un beso y pensamos en lo que nos depararía el futuro. Es posible hasta que nos deseáramos, una vez más, un feliz y próspero año nuevo.
Fotos de Isabel Sanz y de Pablo Vicens Hualde.
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A veces lo mas sencillo resulta ser lo mas complicado!
Que lo pases bien estas Navidades lo mismo vuelves a casa como el almendro!
Un abrazo y feliz 2011
Gracias! Volví a casa y regresé al exilio. Breve pero intenso.
Gracias, lo mismo para vos.
Ni en el desierto se puede perder uno ya, pero es lo que nos hace ir un poco más allá y encontrar lo que buscamos. Feliz año 2011.
Hola impresionista. Tienes razón, todo está ya colonizado. Incluso el desierto. Un saludo!
Hola José’nin: excelente tú relato de ése momento vivido. Es cierto lo que tú dices sobre la necesidad de escapar de las muchedumbres y es cierto que no todo el mundo desea ‘festejar’ con estridencias o comiendo uvas o largando petardos … Yo tuve la suerte de encontrarme en un pueblo de la bavaria alemana, en un pequeño hostal, en medio de las montañas y rodeado de una mágica y bella manta de nieve. No hubo fuegos artificiales, ni saludos estridentes, ni forzados gestos de amabilidad: sólo dos personas adultas sabiendo dónde los conduce el camino de la vida …
Un saludo y más allá de lo obvio, claro que voy a desearles que tengan un gran y viajero 2011!
Hola Gus, gracias por el comentario. La verdad es que a veces se le da demasiada importancia a esas fechas tan señaladas. En realidad contaría con los dedos de una mano las veces que ha pasado algo realmente especial en fin de año. Un saludo!
Saludos, hombrerrante. Hubo un tiempo en el que también se me hacía imprescindible el escapar por estas fechas, ahora ya soy capaz de quedarme aguantando el chaparrón, al grito de “no compro nada”
Tiene tela, el huir al desierto y encontrarte con esa movida, tiene tela.
Saludos.
si mas o menos me pasa a mi lo mismo. Lo bueno es que este anyo no he vivido tanto el consumismo… Un saludo
Hola hombrerrante! Estuvimos cerquita…nosotros (mi pareja y dos buenos amigos viajeros) elegimos la vieja Tánger y te aseguro que éramos los únicos españoles por allí.
Coincido contigo en que a veces se le da demasiado importancia a estas fechas, pero el año nuevo para mí simboliza todos los lugares y gentes por conocer…Que el 2011 te sea venturoso y aventurero!
Si a lo mejor la gente pasa de largo de Tanger, pero mas al sur la verdad es que estaba repleto… Bueno en esta ocasion ha sido diferente, me he quedado con las multitudes y tambien ha estado bien. Un saludo!
Buena idea!
Y buen arranque de año. Yo tuve la misma idea pero en agosto
Hola Jose Luis. Imagino que en agosto puede hasta estar mas lleno, como una playa enorme sin mar a la vista… un saludo!