
Mónica en la niebla
Aunque pueda parecerlo, la tourista no está aquí por casualidad. Le ha costado muchos dólares, trenes y esfuerzos llegar a este lugar imprescindible (según su amiga O.), chachi total (en palabras de su estimado J.M.) o todo un must-see (guía Lonely Planet de Vietnam, página 384). Y eso a pesar de que, con los dedos ateridos, las botas cubiertas de barro y rodeada de una niebla espesa que en inglés se denomina fog, la tourista no termina de comprender por qué Sapa cautiva a tantos y tantos viajeros. Con tanto frío, lo único en lo que puede pensar es en el forro polar que se dejó a miles de kilómetros, sobre la cama.
Pero la tourista, una chica de pelo largo, belleza escurridiza y una gran fuerza interior, no se queja. Además de decepcionada parece cansada, y debe estarlo después del tren nocturno en el que las cucarachas, la estrechez y sus propias obsesiones no le hayan dejado pegar ojo. Cuando ya casi lo había logrado, ha llegado a una fría estación en la que un vietnamita la esperaba con una sonrisa madrugadora. En el papel que tenía en las manos estaba, junto a su nombre escrito con letras alargadas, el logotipo de la agencia de viajes.
Oh, it’s so muddy! Dice el guía sacándola de un charco y de sus pensamientos. Pero ella solo puede responderle con una sonrisa forzada. Es difícil de explicar por qué una chica que odia caminar se encuentra haciendo trekking, y ella misma se lo pregunta cada vez que se resbala en el fango. Debe ser que quiere encontrar un signo, una palabra, algo que le ayude a entender qué le está pasando o al menos el último SMS (y las manos, los ojos y los labios de quien lo ha escrito). Para eso se ha ido tan lejos sin sospechar que aquí, ya casi en la frontera con China, no hay más que niebla, un guía que solo sabe decir nice y OK, y un grupo de guiris y que contrastan todo lo que ven con la última edición de la Lonely Planet.
Paciencia, se dice mientras camina y resbala y casi se cae en un arrozal. Pero da igual el tiempo que pase: en la niebla no terminan de concretarse las fotos de la guía. Cada vez más cansada, debe conformarse con seguir andando sin llegar a entender qué es lo que quiere y lo que necesita y lo que puede (o no) esperar de alguien tan diferente a ella. Pero otra vez ha vuelto a pensar en él, y eso es precisamente lo que no quería. Para olvidarse, juega a entender las conversaciones en lenguas extranjeras y a mirar como los turistas hacen fotos de lo único fotografiable que tienen a su alrededor: sus botas cubiertas de barro.
Cuando le parece estar a punto de desplomarse de angustia o de cansancio, el grupo se detiene para reposar en un pequeño cobertizo. El guía, sin dejar de sonreír, pide té verde para todos. El teléfono le avisa de que acaba de recibir un nuevo mensaje pero ella, agobiada por un grupo de niños que venden bastones, decide esperar un poco antes de leerlo. Mientras tanto, uno de los touristas, tal vez interesado en saber qué se esconde tras su cara de mala hostia, se le acerca y le dice con una expresión de pretendida genialidad que los chavales (with colorful costumes of the hill-tribe people, según la guía) son calcados a los indígenas del Perú. Could you imagine if the fog dissipate and Macchu Picchu appears right there?, añade fascinado con su propia idea.
Pero la tourista ni le escucha. No le importa si se encuentra en Cochabamba, en Sapa o en un espacio infinitamente blanco, frío, húmedo. Más allá de la densa niebla tal vez estén los bancales imprescindibles de los que hablaba la guía, pero lo más probable es que solo haya un parque, unas calles mojadas y un rostro borroso que hace mucho que no termina de reconocer. ¿Qué es lo que debe decirle? ¿Hay algo que realmente pueda decir? No está segura. Pero lo que sin duda debería hacer es borrar el mensaje antes de leerlo, dejar que también él se desvaneciera y la bruma se tragara toda la poesía escrita a trompicones (pero tan bonita) y las frases que pueden interpretarse de dos, tres, cinco maneras (y que aún así deben tener un único sentido). Borrar ese mensaje, y los demás, y con ellos esas manos y esos ojos y esos labios (tan bellos) que, descompasados, le hablan de love y live y feelings y muchas otras palabras que nunca acaban de decir lo único que necesita oír.
Come with me, murmura el tourista de antes, entregado a la causa del hook up abroad antes incluso de que sea tendencia. Don’t be late or even you could disappear in the fog. Y ella sonríe por primera vez en todo el día y se sorprende de los azules que son los ojos azules de los guiris y de lo blancos y ordenados que tienen los dientes. Cuando le coge la mano le da la sensación de que es lo más cálido, seco y firme que ha encontrado desde que salió de casa. In half an hour we are arriving at the town. I hope there won’t be that foggy… dice, y después muchas más palabras y frases y párrafos enteros que, a pesar de ser murmurados rápidamente en su inglés materno, no se desvanecen con tanta rapidez. Se encuentra en Sapa, Vietnam, puede mantener una conversación, puede reírse a pesar del cansancio. Y eso le hace pensar que, aunque densa, la niebla terminará también por desaparecer y mostrará finalmente los árboles y las piedras y las casas y todos los bancales que rodean el camino.
Fotos de Errabunder Gómez y Eduardo Mineo.
¿Dónde está este lugar? Pues aquí.
Is love that fog that keep us blindly hitting ourselves? pregunta para el rubio.
Pues no sé, le pregunto… No, no, love is the thing that is after the fog, or inside the fog… and the fog is (espera que no le oigo bien) infa… the infatuation, sí (que ni idea de lo que significa, por cierto)
infatuation mola
uahu! I feel moved… I feel Ive lived this before, you want to scape from your own mind and you end up en ‘el culo del mundo’, and the distance (physical and emotional) is just so big… that is nearly unbearable. We went so far just to meet at the door of our own void
Perfect scenario…
Sí, a mi me ha pasado también algunas veces. Qué estoy haciendo aquí? De qué quiero escapar? Un saludo!
Para mí, la mejor entrada que has escrito en este blog… Gracias!
Gracias a ti por seguir leyéndolo después de tanto tiempo!
uf, me encanta! que sinergíca y mística historia, encontrarse a uno mismo en la niebla en los ojos de otra persona, chamanico. Me gustan mucho esas frases en inglés, ayudan mucho a meterse. Eres un sinestésico! gracias, lo he compartido con amigos, he mandado tu blog. un besote
Muchas gracias!, no estoy seguro de entender qué significa ser sinestésico, pero me suena bien 🙂 Un saludo!
Estate siempre preparado para que momento mágico de tu viaje pueda arruinarse por meteorología u obras varias (comentario prosaico pero práctico). Saludos
O para que tu vida comience a hacer aguas… saludos desde el otro lado.
Envidia sana. Muy bueno.
Por fin lo leí Joselín, es una visión bastante poética de una historia a la que le sobran metáforas desde el principio. Había una película que decía que Dios cuenta las lágrimas de las mujeres (Melanie Griffith lloraba, en efecto, al final), Quizá cuando ya hay muchas lágrimas derramadas y hace frio se forme la niebla. Si hace calor levanta y ves, pero si se encuentra con otra masa fria vuelve a caer… más lágrimas. Es una pena que no sirva con saber lo que te pasa para poder solucionarlo. No parece justo. Pero es verdad que la solución, aunque está dentro de nosotros, puede descubrisre a la vuelta de la esquina de cualquier culo del mundo. Ea. Un discursito más. Vivir las cosas con pasión es una droga, tanto las cosas buenas como las desgracias.